La Musicoterapia es una disciplina que pertenece a las ciencias de la salud, y tiene como objetivos fundamentales la promoción, la prevención, la asistencia y la rehabilitación de la salud de las personas, a través del abordaje y el reconocimiento de las modalidades sonoras, tanto expresivas y receptivas, como relacionales.
Es el uso profesional de la música y sus elementos como una forma de intervención en ambientes médicos, educativos, comunitarios y cotidianos con individuos, grupos, familias o colectividades que busquen mejorar su salud y bienestar físicos, sociales, comunicativos, emocionales, intelectuales y espirituales.
La musicoterapia es una profesión universitaria, con una historia académica de más de cincuenta años en el mundo y cuarenta años en nuestro país y la practica un profesional idóneo, con estudios universitarios completos y matrícula profesional.
El/la musicoterapeuta es una persona sensible y comprometida, que formula un abordaje con especificidad, intencionalidad, organización, fundamentación y regularidad, priorizando siempre escuchar antes de actuar, teniendo en cuenta la relación de su paciente o grupo con los sonidos, ritmos, música, en relación a los objetivos y posibilidades.
Un musicoterapeuta verifica también si su trabajo provoca cambios positivos y estables no musicales en sus pacientes y supervisa de manera interdisciplinaria cuánto aporta la musicoterapia a la vida de las personas.
No es un músico que prescribe música como si fuera medicina, ni un mago o curandero que le atribuye poderes mágicos a la música. Tampoco es el acompañante musical a un trabajo corporal, ni tiene como proyecto único la alfabetización musical de sus alumnos.
Un musicoterapeuta evalúa las potencialidades y necesidades de cada paciente para brindar el mejor tratamiento posible, ya sea cantando, bailando, interpretando instrumentos, creando canciones, escuchando o componiendo música.
El método de Observación de lactantes y niños pequeños de Esther Bick se creó en el año 1948 en la clínica Tavistok de Londres, a pedido del doctor John Bowlby, creador de la Teoría del Apego.
Este método psicoanalítico permite a los profesionales de la salud mental efectuar observaciones del bebé dentro de su contexto familiar, para evaluar su desarrollo y detectar si hay anomalías en el vínculo madre-hijo, y así, intervenir oportunamente.
El profesional formado en la observación de lactantes está capacitado para decodificar la conducta del niño que aún no habla ni juega y para reconocer signos de alerta ante posibles trastornos, comúnmente del sueño y de la alimentación, pero también vinculares, concernientes tanto al niño como a su mamá, o del espectro autista.